Si bien Cataluña posee autonomía legislativa, poder ejecutivo y judicial propio y puede administrarse mediante sus propios representantes, no posee una política fiscal propia. El cobro de los impuestos no queda en Cataluña, sino que se lo lleva el gobierno central.

El pasado 11 de setiembre, día en que se conmemora la fiesta nacional catalana, un millón y medio de personas invadieron las calles de la capital catalana con distintos reclamos, aunque con una mayoría aplastante favorable a la independencia de Cataluña. No en vano, la manifestación de la Diada estaba convocada con este fin y la pancarta de la cabecera no engañaba a nadie: «Catalunya, nuevo estado de Europa».

El presidente Mas, recordando la multitudinaria manifestación, confirmó a fines de setiembre el adelanto de las elecciones en Cataluña que se darán el próximo domingo, y que determinarán posiblemente el futuro catalán. Artur Mas, presidente catalán está dispuesto a iniciar en enero negociaciones para convocar una consulta sobre la soberanía de Cataluña si tras las elecciones de este domingo cuenta con una mayoría soberanista en el parlamento regional. El presidente de la Generalitat reconoció que si su partido no consiguiese la mayoría absoluta, «el proyecto soberanista no quedaría anulado, pero sí debilitado».

En La Nueva Mañana hablamos con David Serrano, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad catalana Ramón Llull y con la madrileña Cristina Sánchez .

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