El programa próximo pasado de Te Digo La Otra salió cargadito y sazonado por momentos de inusual emoción y profunda consternación, contrastante con la habitual manera “bienhumorada” con que solemos tratar las temáticas abordadas.
En la primera parte del programa, el énfasis estuvo en el eje de las políticas públicas. Nos ocupamos de desentrañar las particularidades de las Políticas Culturales desarrolladas en nuestro país en los últimos tiempos, a partir de un minucioso análisis de los CENTROS MEC, considerados una crucial innovación en estas lides. Nos acompañó el invalorable aporte de Soledad Guerrero y Lucía Caldes, politólogas encargadas del apoyo técnico y la evaluación de esta política, en la Dirección CMEC del Ministerio de Educación y Cultura.
Nos internamos en la realidad de la que entendemos es LA transformación descentralizadora más importante desarrollada por los gobiernos de izquierda. Abordamos sus logros, impacto y principales problemáticas, así como las negociaciones y zurcidos necesarios a nivel de política sub-nacional para su buen suceso, con las tensiones inherentes a todo proceso efectivamente descentralizador y que intenta superar constreñimientos típicos de la Administración Pública en términos de reglas para manejo de recursos financieros y humanos.
Un rato más tarde, ya comenzada la segunda hora de programa, el rincón de Pato Soria aportó esa cuota mencionada de emoción y profunda indignación, al afrontar una temática de enorme sensibilidad e históricamente invisibilizada como lo es la perversa represión a las mujeres presas políticas durante el terrorismo de Estado en Uruguay (la dictadura cívico-militar entre los años 1973 y 1985), y las terribles manifestaciones constatadas en términos de violencia de género. Repasamos la saña especial del régimen con las mujeres detenidas, en tanto se les endilgaba una “doble culpa”, por su actividad política “subversiva” y por también haber subvertido el “orden social” de las sociedades occidentales judeo-cristianas al abandonar su “rol natural de madre” en pos de ocupar un coto reservado a los hombres: la lucha en el espacio público. En ese sentido, compartimos algunos testimonios impactantes de mujeres víctimas y discutimos acerca de las connotaciones misóginas de ese periodo oscuro y traumático –nunca saldado- de la historia uruguaya.
Por último, y también en un arranque de admirable profundidad, la columna de Gabriel Delacoste hizo un concienzudo análisis de la idea de Naturaleza Humana –Sí; así como lo leen-, para aportar al álgido debate de estas horas en torno a la consulta popular que conduzca a un referéndum para la derogación de la Ley de Despenalización del Aborto. Discutimos en torno a las categorías de Homo economicus, Zoon politikón y Hombre como portador de discurso, para cuestionar qué tipo de operación implica pensar en “lo natural”, y si algo de lo allí definido tiene relevancia en términos morales y de lo que ha de ser Ley. Cuestionamos las tesis concepcionistas y planteamos lo importante de tornar político este debate, alejándolo de las arbitrariedades y pretensiones hegemónicas tanto religiosas como científicas.
Como podrán apreciar, la cosa estuvo fuerte –como cadenazo en los dientes o casi casi-. Si así lo desean, escuchad aquí en diferido. Nunca es tarde para decir la política desde otro lugar.
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