I – Hamlet Lima Quintana
«Hamlet Lima Quintana no es lo que comúnmente se conoce como un poeta folklórico. Y sin embargo su canto alcanza la raíz de la tierra. Se ha hablado de hermetismo, de la difícil aprehensión de sus temas. Siempre ocurre así cuando aparece un renovador. Lima Quintana ha creado un estilo distinto para expresar su comprensión de la angustia y la esperanza de «la malherida pampa que descansa como un animal interminable». Su voz, esencialmente ligada al destino del hombre americano por un origen -el suyo- que es un poco indio y un poco español cautivado por la tierra nueva, desmiente su pinta de payador unitario presumiblemente proclive a la exaltación de la extranjería. Por responder a la autenticidad del bramido del toro o del viento cereal, Lima Quintana desechó el formalismo superficial de lo que se daba en llamar el «arte nativo». Nada de andar caminos de folclorismo fáciles de comercializar. Poeta de sangre caliente ligado a la hondura, a los más entrañable del hombre que vive bajo la Cruz del Sur, su canto por ser el de un artista auténtico adquiere valor universal.
Ha elegido huellas difíciles llevado por la rebeldía sustancial del hombre sin dueño: la de no aceptar ni siquiera la decisión definitiva de la muerte afirmando el derecho a una libertad sin principio ni fin, porque «en el hijo se puede volver, nuevo». Es ésta una obsesión en la temática de este poeta que ha dicho su verdad y sus ganas de armar no sólo con la palabra escrita o la voz impregnada de guitarra. Hubo en él una antigua vocación de colores conducida por el maestro Félix Delatte. Entre 1949 y 1954 ensayó un testimonio plástico que después abandonó al comprender que su destino poético y literario era la exacta herramienta, el preciso instrumento para rescatar la dimensión de su mensaje.
Hamlet Lima Quintana integró el grupo «El Barrilete» junto con Emilio Centurión, Guido G. Amicarelli, Alberto Gray, Anatilde Molina, Silvia Halpen (después radicada en Méjico), Manuel Oliveira, Marta Peluffo, etc. Poemas y colaboraciones huellas aparecieron en «Mundo Argentino», «Vigilia», «Folklore», «Cuadernos Literarios», «Vuelo» y en diarios del Perú donde Lima Quintana vivió más de un año luego de haber estado un tiempo en Chile.
Nacido en Morón el 15 de septiembre de 1923, pasó la mitad de su tiempo en el campo bonaerense, en los pagos del Saladillo y aunque actualmente vive en Buenos Aires -es periodista profesional desde 1960; redactor en «Clarín» desde 1965- no se considera un porteño. Siempre anda con la guitarra a cuestas, aunque los demás no lo notemos y cuando canta entonces vemos como la ampara como si abrazara a la mujer que herida transmitiéndole desde las puntas de los dedos hasta la barba que habría gustado al Greco una vibración viril toda hecha de fiera ternura, de amor a la vida.
Ahí están sus libros: Mundo en el rostro, 1954; El octavo pájaro 1961; Pampamapa en la huella del sur, 1962; La isla, 1964. Ahí vuelan sus canciones: «Hermano», «Esto azul», «La cuatrereada», «Zamba madura», «La amanecida» y, entre muchas, la «Zamba para no morir», con la cual alcanzó su más alto acento esa angustia metafísica del eterno retorno que lo sigue obsesivamente: «con el cuero asombrados ni de, / bronco a evitar que volveré/ repartidor en el aire a cantar/ siempre».
Su talento renovador, su esencial sinceridad, su desapego a los trillados pintoresquismos, señalan la seguridad de su futuro. Ha dado mucho. Estamos seguros que su precursor estilo marcará una etapa y nos dirá, aún, su palabra mayor.»
Jorge Larroca
De esta manera se presenta el disco «Yo también canto mis canciones», Hamlet Lima Quintana editado por la Universidad Nacional de Rosario en Junio de 1967.
Bloque musical
Tarragó Ros, Claudio Taddei, Clara Cantore, Silvia Pérez Cruz, y más.
Programa emitido el 8 de octubre de 2021.