Fuente: UCUR
Hacia la discusión del Presupuesto Nacional, la Universidad de la República (Udelar) presenta una propuesta «que no renuncia al futuro de Uruguay que está asociado a la democratización del conocimiento avanzado», según expresó el rector Rodrigo Arim. El 31 de julio el Consejo Directivo Central (CDC) realizó una sesión extraordinaria para votar la Propuesta presupuestaria de la Universidad al país para el período 2020-2024; el proyecto articulado se aprobó por 19 votos en 19.
Arim remarcó que para evitar riesgos inmediatos, las decisiones en tiempos de crisis pueden generar «consecuencias de largo aliento muy nocivas» en una comunidad universitaria y académica a la que le ha costado mucho avanzar.
El rector recordó que en marzo de 2019 la institución resolvió crear un espacio de diseño y discusión para hacer una propuesta «desde una perspectiva integral y coherente». Ese grupo de trabajo, la Comisión para el diseño y presupuestación para las necesidades programáticas de la Universidad de la República 2020-2024, fue integrado con todos los órdenes y servicios universitarios, los gremios de funcionarios del Hospital de Clínicas (UTHC) y de la Universidad de la República (AFFUR). Participaron además delegaciones múltiples y servicios centrales en diversas instancias, fue un proceso sistemático de elaboración, de identificación de prioridades, de nuevos puntos de partida y espacios posibles de desarrollo.
Esta «diversidad de miradas» revela el «trabajo democrático, colaborativo y serio de la institución durante» un año, así como la heterogeneidad de perspectivas que presupone el desarrollo universitario en el país.
De dónde venimos
El rector señaló que los puntos de partida de la Udelar son «un conjunto de logros sistemáticos, en algunos casos sorprendentes por su dimensión y velocidad, que hemos alcanzado para servir al país» al menos en los últimos diez años, y son una muestra de lo que es capaz la Udelar cuando cuenta con los recursos necesarios.
Explicó que esos logros se expresan, en primer lugar, en la descentralización de la institución: en 2000 la Udelar estaba esencialmente ubicada en Montevideo y a partir de 2007 comienza un proceso por el cual hoy puede decirse que opera en todo el territorio nacional. Los tres Centros Universitarios Regionales (Cenur) instalados son «servicios de nuevo tipo» integrados en el cogobierno universitario, que han construido rápidamente una oferta de formación de grado amplia y equipos de investigación de calidad. Estos centros generaron incluso capacidades para colaborar con el diagnóstico molecular de COVID-19 en tres puntos del país: Salto, Tacuarembó y Rocha, «entre los tres han procesado más de 4000 análisis», destacó. Indicó que aún queda en el debe la presencia de la Udelar en las regiones centro-sur y sudoeste del país.
Respecto a la evolución de la población estudiantil, expresó que el crecimiento es visible y marcado en los últimos años, hasta alcanzar actualmente más de 140.000 estudiantes de grado. «Estamos en los máximos históricos y no hemos parado de crecer», la Udelar está dando acceso a más cantidad de egresados de la educación media, aunque Uruguay sigue teniendo un atraso relativo en este indicador, lo que nos plantea un desafío de coordinación dentro del sistema educativo. La enseñanza terciaria en Uruguay se ha diversificado, sin embargo, la Udelar concentra el 86,2% de la matrícula en ese nivel, y en 2024 se espera una población estudiantil de casi 145.000.
Arim destacó el crecimiento en el interior: en 2019, en los Cenur se concentró el 14% de los ingresos, mientras que en 2000 esta proporción era cercana al 4%. En tanto, los egresos se incrementaron casi 50% entre 2004 y 2018, y la cantidad de ingresos a carreras de posgrado se duplicó en el período 2005-2019. La oferta de carreras también tuvo un incremento notorio: pasó de 78 ofertas de grado en 2000, a 160 en 2019, explicó.
El rector se refirió al aporte universitario a la investigación nacional: 80% de la producción científica se realiza en la Udelar, destacó. También valoró los instrumentos de promoción de la investigación -los distintos fondos y convocatorias que gestiona la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC)-, y al Régimen de Dedicación Total (RDT) docente, al que calificó como «la principal política de investigación del país». Los docentes con RDT aumentaron de 382 en 2000 a 1408 en 2019 (140 están radicados en los centros del interior), sin embargo, en los últimos años hubo un estancamiento. La misma evolución se observa en cuanto a la cantidad de funcionarios técnicos, administrativos y de servicio (TAS).
Otro de los logros de la institución está relacionado con la ampliación de su planta física, lo cual era «una brecha muy importante que veníamos acumulando, postergando por décadas la construcción de nuevos edificios». Entre las obras más recientes, que culminarán en los próximos meses, mencionó a la nueva Facultad de Veterinaria y al Laboratorio de Bioseguridad nivel 3 de Salto.
Nuevos desafíos
Arim indicó que esos logros se alcanzaron en base a las metas trazadas y con un presupuesto que si bien tuvo un incremento en los últimos diez años, en todos los casos fue menor al solicitado. No obstante la institución «se encuentra ahora con el surgimiento de nuevas brechas, de nuevas desigualdades, de incapacidad o dificultades para responder ante circunstancias que comienza a afrontar», expresó.
El rector detalló algunos indicadores actuales que resumen estas brechas, entre ellas la evolución de las horas docentes por estudiante, que «repercuten en la capacidad de atender con calidad la diversidad estudiantil y sus requerimientos también diferentes», señaló. Desde 2010 y hasta 2015 la Udelar logró mejorar sistemáticamente ese índice pero a partir de ese año se inició un proceso de reversión, lo que hoy pone a la Universidad en una situación algo peor que la de 2010. Si se mantiene esta evolución, la relación entre el número de docentes y estudiantes se encontrará en su mínimo histórico en 2024, acotó.
En la última década la Udelar mejoró también en cuanto al acceso a la educación universitaria de estudiantes de 25 a 29 años provenientes de sectores de menores ingresos, de 2006 a 2019 este número se duplicó, aunque queda mucho por hacer para mejorar este porcentaje que aún es bajo (3,2%), señaló Arim.
Destacó el papel del Servicio Central de Bienestar Universitario con un sistema de becas amplio en el que se ve un aumento de la demanda en el contexto actual de crisis, de apoyo económico, alojamiento, materiales de estudio, transporte, guardería, servicios de comedor que atienden 3159 estudiantes. Este año el espectro se amplió con la entrega de computadoras para que más estudiantes pudieran seguir los cursos a distancia.
Subrayó el esfuerzo de la Udelar por aumentar el flujo de ingreso de docentes al RDT. En este sentido explicó que hasta 2019 se logró cubrir la demanda, pero en la actualidad por primera vez, hay 73 solicitudes aprobadas de ingreso al régimen que no pueden ser satisfechas por falta de presupuesto. «Este no es solo un problema de la Universidad, es un problema del país, es un problema de saber dónde los jóvenes van a poder desarrollar su vocación, su capacidad de aportar a la ciencia, a la cultura nacional», expresó.
También existe una demanda insatisfecha de programas de apoyo a la investigación, como el de Grupos I+D de la CSIC que tiene una tasa de satisfacción del 60 %, y el de proyectos de I+D en el que se ha logrado financiar un 40%.
Asimismo se dan brechas en la evolución de m2 por estudiantes, frente al crecimiento sostenido del número de alumnos de grado y posgrado, la Udelar está quedando atrás en este indicador.
En cuanto a los salarios docentes indicó que sigue mostrando brechas muy relevantes, el docente universitario es uno de los peores remunerados de toda la administración pública, y lo mismo sucede con los funcionarios TAS. «Cuando un profesional joven está dispuesto a dedicarse a la institución ya sea a nivel técnico o de desarrollo académico y es de los peores pagos de toda la administración pública, la señal que están emitiendo las políticas públicas es que el país prefiere que se dedique a otra cosa».
Más conocimiento, más democracia
El rector repasó las principales propuestas programáticas para los próximos cinco años: en primer lugar la Udelar se propone brindar «más oportunidades de formación en todo el territorio nacional, con mejores sistemas de apoyo a los estudiantes». Esto implica incrementar la cobertura en el territorio, diversificar la oferta de enseñanza, articular entre distintas formaciones dentro de la Udelar y con todo el sistema terciario. Recordó que hay carreras ya aprobadas que no se han podido implementar «por ausencia de recursos presupuestales».
Otra línea programática que la Udelar quiere priorizar apunta a generar «más oportunidades para desarrollar la creatividad científica y cultural a jóvenes docentes y profesionales», fortalecer la investigación de calidad y su uso en la sociedad, como ha ocurrido durante esta emergencia sanitaria, en la que investigadores de la Udelar, -incluso los «supuestamente básicos»-, dejaron de lado sus proyectos para aportar soluciones concretas en respuesta las necesidades que se plantearon. Esta línea incluye mejorar la carrera docente, los posgrados y el financiamiento de actividades de I+D.
En tercer lugar, la Udelar propone generar «más herramientas, junto con otras instituciones, para incentivar la creatividad en red nacional e internacional». Se plantea la necesidad de crear conocimiento en el sector público, incluso «a través de la creación de cargos conjuntos con la ANEP o la UTEC, o con otras entidades como las empresas públicas», construir plantas piloto de investigación en biotecnología, salud, tecnologías aplicadas a la producción y salud animal, fortalecer redes de cooperación académica a nivel regional e internacional. Estas sinergias deben ser promovidas porque al Uruguay «le falta mucho en términos de incentivar la inserción creativa de los profesionales universitarios», expresó Arim.
La extensión universitaria es otra de las líneas programáticas que la Udelar propone fortalecer en este quinquenio. Se plantea un trabajo para consolidar los Programas integrales territoriales y ampliarlos, por ejemplo, hacia el barrio Casavalle en Montevideo. También promover un Programa Centro Universitario en cárceles, que consolide el trabajo que ya se realiza con personas privadas de libertad y que también dé lugar a nuevas líneas de investigación relacionadas con la temática. También se apunta a desarrollar y fortalecer la extensión en los Cenur.
Por último, Arim afirmó que la Udelar quiere «enmarcar todo esto en una gestión democrática, ágil y transparente». Esto debe traducirse en un modelo de gestión universitaria moderno, apuntando a una Udelar digital e interactiva, pero sobre todo fomentando «el desarrollo de la democracia como factor central».
Crisis y decisiones
El rector expresó que Uruguay «se enfrenta nuevamente a una disyuntiva», la crisis sanitaria que también es social y económica «puede ponernos anteojeras». Por tratar de evitar el riesgo inmediato, se pueden generar «consecuencias de largo aliento muy nocivas». Arim destacó que «le ha costado mucho a esta comunidad universitaria y académica avanzar», tenemos una comunidad diversa, renovada, que ha demostrado su calidad y su capacidad de respuesta pertinente en estos meses, pero que sigue siendo frágil y vulnerable. Si la decisión que se tome, en miras de generar equilibrios de corto plazo en las finanzas públicas, utiliza «como variable de ajuste la posibilidad objetiva de que los jóvenes que se están formando en Uruguay puedan desarrollar su potencialidad y su creatividad en el país, estaremos condicionando el futuro del desarrollo nacional, en términos culturales, económicos y sociales», expresó Arim.
Señaló que en este presupuesto la Udelar debatió profundamente y decidió realizar una propuesta «claramente más moderada que en otros ejercicios presupuestales», debido al contexto actual. Agregó que la Universidad «podría hacer mucho más», como tener más centros regionales en el interior y completar así su presencia en todo el territorio. También se podría apuntar a la diversificación de los cursos, mejorar la relación numérica docente-estudiante y generar un sistema de becas mucho más sólido y amplio del que se presupuesta con este plan.
Aunque esta propuesta es más moderada, «no renuncia al futuro de Uruguay que está asociado a la democratización del conocimiento avanzado y a la generación de incentivos claros y razonables para la creación de conocimiento de alto nivel a nivel nacional pero articulado internacionalmente». Añadió: «Esa es la propuesta que queremos hacer al país, un nuevo presupuesto universitario que no es un asunto de dinero, es una apuesta hacia el futuro, programática, de desarrollo y oportunidades objetivas, fundamentalmente pensando en los jóvenes y en el futuro del país».
Hacia una educación superior a lo largo de toda la vida
La consejera por el orden de egresados, Ana Laura Mello, leyó una declaración donde se destaca la necesidad de mayores recursos para que la Universidad «desarrolle adecuadamente todas sus funciones en un marco de inclusión y con un salario justo para sus docentes y funcionarios». Asimismo, afirman la importancia de concebir la educación como derecho humano y que el horizonte de referencia para la transformación educativa a impulsar debe ser: «educación superior para todos a lo largo de toda la vida». Favorecer el acceso de los hogares de menores ingresos y generar herramientas para la inclusión es uno de los grandes desafíos que se propone la Universidad para el periodo, «apostar a la Universidad del desarrollo, será el horizonte», indica la declaración.
Además, destacó el avance de la Universidad en el interior del país y que la oferta de grado y posgrado ha aumentado significativamente. Sin embargo, sigue existiendo una diferencia entre quienes acceden a carreras de posgrado en el territorio, y la capital concentra casi el 77% de estos estudiantes. Por eso, desde el orden de egresados señalan la importancia del acceso a becas. «La consolidación de la oferta de posgrado es fundamental para seguir formando y desarrollando capacidades nacionales», y citó el ejemplo de las respuestas contundentes que dio la Universidad a los desafíos planteados por el COVID-19, que sin financiación no se sostendrán.
Mariana Caffa, consejera del orden estudiantil, también compartió una declaración en la cual señalan que «la asignación del 6% del PBI para la educación es insuficiente para las necesidades reales de nuestra Universidad y el país», pero «es un primer paso ineludible e impostergable en el camino hacia un país más justo». El orden entiende que «es un deber del Estado garantizar el acceso real a una educación pública de calidad y emancipadora».
Señaló que los estudiantes se plantean como prioridad corregir la sobrepoblación que acontece en muchas de las carreras, garantizar variedad de horarios que sean compatibles con el trabajo y los cuidados, avanzar con el atraso edilicio, tomar medidas necesarias para el libre ingreso, continuar con el proceso de descentralización y aumentar las becas y sus montos para que «estudiar no sea el privilegio de algunos». También entienden como un «debe» la inclusión del Hospital de Clínicas al Sistema Nacional Integrado de Salud.
Por último, remarcó que desde la Universidad «defenderemos como unidad y ante toda la ciudadanìa» esta propuesta presupuestal porque «el destino de nuestra institución implica consecuencias para todo el país y es hora de apostar a una universidad para todas y para todos».
La Universidad y el desarrollo del país
Desde el orden docente, Gregory Randall señaló que hay Centros Universitarios Regionales que no pueden consolidar su funcionamiento por falta de funcionarios y hay carreras que la sociedad exige que no pueden desarrollarse plenamente. Un claro ejemplo, indicó, es la carrera de Medicina en el Litoral, que «fue una osadía porque se hizo en la confianza de que iba a haber un apoyo presupuestal». Afirmó que decenas de estudiantes hoy cursan esa carrera, pero en los próximos años serán centenares, de acuerdo a la demanda y expectativa de la sociedad. «La continuidad de este tipo de esfuerzos peligra si no se le dan los recursos necesarios a la institución; la sociedad entenderá que la Udelar no puede dar una enseñanza degradada, de segunda, en el interior», sostuvo.
Argumentó que «es falso que no hay dinero, hay recursos para transferir», refiriéndose a los cientos de millones anuales invertidos en las jubilaciones «de privilegio» de los militares. Para Randall, cuando el gobierno decidió dejar fuera del ajuste fiscal a las Fuerzas Armadas y a la vez ejecutar un recorte a la educación y a la ciencia, «está dando una señal muy clara de que existen recursos y se resuelve dirigirlos en una dirección dada».
Por su parte, Alejandro Bielli destacó que la Udelar contribuye de una manera muy importante, en proporción a los recursos que se invierten en ella, al desarrollo del país y la mejora de la calidad de vida de la sociedad. El docente se preguntó qué sentido tiene recortar los recursos disponibles para la enseñanza, la investigación, la extensión y la formación de docentes e investigadores jóvenes que tanta potencialidad le dan al país y al mismo tiempo «no tocar otras áreas en las que claramente hay situaciones de privilegio».
Por último, José Passarini recalcó que el presupuesto presentado por la Udelar tuvo un ajuste previo, en el que muchos proyectos quedaron afuera o se plantearon con menor ambición. Esto, explicó, es parte de la propia conciencia que tiene la institución de la situación en la que está el país. Sin embargo, afirmó que esta propuesta ajustada es imprescindible y necesaria, por eso está hecha de forma progresiva, «para ir acompañando los deseos de crecimiento que tenemos para nuestro país».